María josé Catalán, nueva consejera de educación.
Nada va a ser lo que era, porque las cosas han cambiado”.
Con esta declaración de principios se presentó el jueves, por primera vez ante los medios de comunicación, la nueva consejera de Educación, Formación y Empleo, María José Catalá. Sin negar los problemas de tesorería de la Generalitat, que en diciembre entró en barrena y tuvo que suspender el pago de los gastos de funcionamiento de último cuatrimestre de 2011 a los 2.500 centros educativos públicos y privados, Catalá presentó una serie de cambios que acaban con el sistema de “ayudas universales” en educación. Ahora quedan vinculadas “primero a la renta” y, en la medida de lo posible, al rendimiento académico. También confirmó que abrirá negociación con los sindicatos para incrementar, al menos una hora lectiva, a los docentes.
“El crecimiento vegetativo de alumnos para el próximo curso requiere de unos mil profesores. Habrá que redistribuir horarios”, confirmó Catalá, siguiendo el modelo implantado ya en Madrid. Cubrir el horario lectivo de 1.000 profesores significa un aumento de “al menos una hora lectiva más”, asumió.
Respecto a la redistribución de las ayudas escolares, la nueva consejera fue tajante. “Tendremos que volver a las becas de toda la vida, que premiaban el resultado académico”. Dentro del objetivo de premiar el esfuerzo académico, Educación establecerá a final del trimestre una orden nueva, en que se regula el fin de las ayudas al 100% para los libros de texto de los 400.000 escolares de Primaria y Secundaria, que cuestan cada curso 49 millones.
Según esbozó Catalán, el nuevo sistema de ayudas de libro de texto “primará principalmente los criterios de renta” y se introduce como “novedad” el reconocimiento del rendimiento académico. La cuantía de la ayuda al libro a partir del próximo curso podrá ser del 100% para las rentas más bajas y de entre el 70% y 40, según los intervalos de renta familiar per cápita.
El bono infantil también se revisará en función de la renta familiar
Por motivos académicos, el alumnado que haya obtenido en el curso 2010-2011 los Premios Extraordinarios de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria tendrá derecho a la beca completa, pero solo en las ayudas al libro. La medida busca motivar tanto a los alumnos para que se superen y obtengan los mejores expedientes, como que las familias se impliquen más en el proceso educativo, subrayó Catalá.
En el caso de otras ayudas sociales como las becas de comedor o transporte, la aplicación de criterios académicos está solo “en fase de estudio”. El encaje jurídico es más complejo, según técnicos de la propia Administración, debido a que las ayudas al transporte para alumnos que se desplazan de sus poblaciones o urbanizaciones van automáticamente vinculadas a las ayudas al comedor. El premio al estudio aquí es más difícil de baremar. La consejería solo tiene claro que “en el transporte se seguirá beneficiando a los alumnos que legalmente tiene derecho a dicha prestación por su lugar de residencia”.
El bono infantil que se reparte en las escuelas infantiles también se revisará en función de las rentas. E incluso se estudia la posibilidad de que las ayudas lleguen “directas” a las familias, en época de crisis, como ocurre en otras comunidades autónomas. Con la fórmula actual, Educación entrega 160 euros a cada guardería por niño matriculado, pero la bonificación apenas llega a los bolsillos, ya que las empresas usan el bono para pagar al personal, en una especie de concierto encubierto.
Nada va a ser lo que era, porque las cosas han cambiado”.
Con esta declaración de principios se presentó el jueves, por primera vez ante los medios de comunicación, la nueva consejera de Educación, Formación y Empleo, María José Catalá. Sin negar los problemas de tesorería de la Generalitat, que en diciembre entró en barrena y tuvo que suspender el pago de los gastos de funcionamiento de último cuatrimestre de 2011 a los 2.500 centros educativos públicos y privados, Catalá presentó una serie de cambios que acaban con el sistema de “ayudas universales” en educación. Ahora quedan vinculadas “primero a la renta” y, en la medida de lo posible, al rendimiento académico. También confirmó que abrirá negociación con los sindicatos para incrementar, al menos una hora lectiva, a los docentes.
“El crecimiento vegetativo de alumnos para el próximo curso requiere de unos mil profesores. Habrá que redistribuir horarios”, confirmó Catalá, siguiendo el modelo implantado ya en Madrid. Cubrir el horario lectivo de 1.000 profesores significa un aumento de “al menos una hora lectiva más”, asumió.
Respecto a la redistribución de las ayudas escolares, la nueva consejera fue tajante. “Tendremos que volver a las becas de toda la vida, que premiaban el resultado académico”. Dentro del objetivo de premiar el esfuerzo académico, Educación establecerá a final del trimestre una orden nueva, en que se regula el fin de las ayudas al 100% para los libros de texto de los 400.000 escolares de Primaria y Secundaria, que cuestan cada curso 49 millones.
Según esbozó Catalán, el nuevo sistema de ayudas de libro de texto “primará principalmente los criterios de renta” y se introduce como “novedad” el reconocimiento del rendimiento académico. La cuantía de la ayuda al libro a partir del próximo curso podrá ser del 100% para las rentas más bajas y de entre el 70% y 40, según los intervalos de renta familiar per cápita.
El bono infantil también se revisará en función de la renta familiar
Por motivos académicos, el alumnado que haya obtenido en el curso 2010-2011 los Premios Extraordinarios de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria tendrá derecho a la beca completa, pero solo en las ayudas al libro. La medida busca motivar tanto a los alumnos para que se superen y obtengan los mejores expedientes, como que las familias se impliquen más en el proceso educativo, subrayó Catalá.
En el caso de otras ayudas sociales como las becas de comedor o transporte, la aplicación de criterios académicos está solo “en fase de estudio”. El encaje jurídico es más complejo, según técnicos de la propia Administración, debido a que las ayudas al transporte para alumnos que se desplazan de sus poblaciones o urbanizaciones van automáticamente vinculadas a las ayudas al comedor. El premio al estudio aquí es más difícil de baremar. La consejería solo tiene claro que “en el transporte se seguirá beneficiando a los alumnos que legalmente tiene derecho a dicha prestación por su lugar de residencia”.
El bono infantil que se reparte en las escuelas infantiles también se revisará en función de las rentas. E incluso se estudia la posibilidad de que las ayudas lleguen “directas” a las familias, en época de crisis, como ocurre en otras comunidades autónomas. Con la fórmula actual, Educación entrega 160 euros a cada guardería por niño matriculado, pero la bonificación apenas llega a los bolsillos, ya que las empresas usan el bono para pagar al personal, en una especie de concierto encubierto.